Existen nombres en la poesía colombiana que se reafirman con el tiempo como los mejores exponentes de nuestra poética a finales del siglo XX y continúan edificando un universo literario en este nuevo siglo, sin embargo los nuevos nombres no tardan en aparecer y crecer paralelamente al de los grandes de nuestra escritura. Estos jóvenes empiezan una trayectoria vital a través de la palabra y optan por crear universos personales donde puedan expresar y confrontar sentires, ideas, dolores, ausencias y hallazgos.
En la antología Raíces del viento, que publica en su número 19 de poesía la Editorial Cuadernos Negros bajo la coordinación y asesoría de escritor Umberto Senegal, son cinco los poetas que amplían el espectro poético colombiano.
Inicia Jorge Valbuena (1985) quien aya ha publicado libros de poesía como Presos (2008) y Péndulos (2010), sus poemas destacan por una búsqueda entre lo narrativo y el lenguaje llano, búsqueda que no lo aleja de las poéticas más contemporáneas y lo dejan expresar su observación –casi obsesiva- de su pequeño mundo.
Nos encontramos después con la voz poética de Jenny Bernal (1987) en cuya obra iniciática su lenguaje explora la brevedad, el coloquialismo y la duda para dejarnos frente a poemas duros, angustiosos, desesperanzados, tal vez un reflejo del cosmos que se escapa tras el rabillo del ojo.
Aparece Helman Pardo (1978) quien en 2008 publicó La tentación inconclusa y quien advierte en su textos poéticos un intimismo capaz de sobresaltar al lector, son sus poemas espejos para una generación que se busca y se pierde con la idea de dejar unas huellas que tal vez nadie siga.
De nuevo una mujer muestra su trabajo en la antología se trata de Leidy Bibiana Bernal, conocida por su trabajo de editora y minicuentista en el país cuyo primer libro de poemas Silencio de Hadaverde (2007) es un recorrido por la poesía breve. Y quien en esta antología deja ver una búsqueda por la poesía pura, por la sensibilidad en cada palabra, alejándose de la poesía narrativa o coloquial y devolviéndole a las palabras gracia y música.
Terminamos el recorrido con el joven poeta Henry A. Gómez (1982) quien nos deja ver textos herméticos, llenos de imágenes fuertes, de búsquedas interiores y gritos que despiertan al lector.
Terminamos el recorrido con el joven poeta Henry A. Gómez (1982) quien nos deja ver textos herméticos, llenos de imágenes fuertes, de búsquedas interiores y gritos que despiertan al lector.
Existe en Raíces del viento nuevos nombres llenos de trabajo con la palabra, de muchas lecturas, de reconocimientos, de talento y de esperanza -por parte de los lectores- en un nuevo mapa poético colombiano. Leamos una muestra.
El deber de las cicatrices
Es salvarse a así mismas
Perpetuar sus abismos
En la tempestad de la memoria
El dolor es espejismo
Que traza el pincel de las horas
El voraz secreto que respira en el fuego
Los del tizón que nos despoja
Los adornos
No te nombro
Por ello no te nombro
Ahora que mi deber
Se confunde con el de las cicatrices
Y acaso
Con el de las heridas abiertas
Jorge Valbuena
LA CASA
Bienvenido a esta casa
su casa
aquí se respira el frío hiel
de ese aliento ausente.
Bienvenido a esta casa
de enojos y lágrimas
bien pueda siéntese donde sus pasos se agoten
donde su piel se seque,
la casa ha cambiado un poco
-usted perdone-
Pero he evitado pintarla
Para que las grietas del tiempo
Le regalen un poco de ese matiz familiar.
Es la misma casa no se asuste
esa misma que construimos hace tiempo
esperando estar lo suficiente mente solos
para habitar en ella.
Jenny Bernal
Elementos del desterrado
II
Para qué darte la tierra
si se desliza como un oscuro nacimiento
y todo es un desbarrancadero entre las chozas.
A qué nombrar los pies andrajosos
después del temblor, la sangre y las cenizas.
Para qué ese largo galope, ese estremecimiento
si todo es más pesado en las suturas de sus manos.
Ciudad abajo emerge la zozobra.
Hellman Pardo
La miseria no tiene
Ojos que la expliquen.
Su voz espera la tarde
para llover,
su voz que no existe
anochece y llega.
Miseria muda,
sin ojos,
ojos miserables y mudos
que todo lo dicen con el silencio
de la tarde
y de la noche.
Leidy Bibiana Bernal
El adiós
I
En la tarde,
las semillas del diente de león,
vulneradas por el viento,
se disipan
como limadura de espejo
en la memoria.
Atrás queda la página en blanco,
la mirada imposible, lo que ya no despierta.
Henry Alexander Gómez
RAÍCES del viento. Cinco poetas jóvenes colombianos. Editorial Cuadernos Negros. Calarcá. Quindío. 2011.
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