Uno de los hombres más importantes en el canon cultural caldense en las últimas cuatro décadas. Paz en su tumba.
Convocatoria
Las convoco a todas, las convoco.
Las suaves, las tiernas, las violentas,
las sensuales, las huidizas, las obscenas.
A todas las llamo, las requiero.
Las zafias, las solemnes,
las francas cara a cara, frente a frente,
las mentirosas, las hipócritas. A todas la necesito,
las descaradas, las brutales,
las silenciadas, las borradas,
las que derraman su grosera saliva en los oídos,
las que nos pisan los talones
como perversos violadores, las usadas y las requeteusadas,
las ultrajadas.
Todas me sirven, a ninguna desdeño.
Las arrulladoras, las sumisas, las esquivas,
las que perseguimos inútilmente cada noche,
las que se nos escapan cuando creemos poseerlas,
las aparentemente vírgenes
por falta de uso
y las prostituidas por abuso.
A las que nos colocan al borde del abismo,
a las que el sólo acto de nombrarlas
enciende en la memoria el llanto de un recién nacido
o el último suspiro de un agonizante.
A todas las convoco, a todas.
Las que nos atacan a mansalva,
las que se meten en nuestra cama
y nos violan en la mitad del sueño,
las desencadenadoras de desastres,
las que encubren
y las que desenmascaran.
A todas las convoco, a todas,
las palabras,
porque la poesía es libertina.
Del libro Retrato de un desconocido. Óscar Jurado. Poemario. Hoyos Editores, 2007.
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